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Y si el héroe fuera usted ¿Qué le diría a sus compatriotas?

Reseña de la exposición ‘Las historias de un grito. 200 años de ser colombianos’. Museo Nacional de Colombia, del 3 de Julio al 10 de Octubre de 2010.

Fotografias Carlos Guzman

El ‘Museo Nacional de Colombia’ ha recopilado un repertorio extenso de imágenes. Las ha traído desde sus propias colecciones hasta ámbitos como el cine, la historia y el arte contemporáneo, documentos de prensa, estampillas, monedas, réplicas de esculturas, disfraces, carteles de cine, documentos oficiales, relatos populares, textos, etc. Es un intento por mostrar las diversas narrativas, que se han elaborado a través de las imágenes que vehiculan los objetos compilados en este gran archivo. Se trata de ver las maneras como puede ser pensada la autonomía nacional, tras 200 años de su proclamación como república libre en el ‘grito de independencia’.

Desde el pasado tres de julio la muestra se encuentra abierta al público de manera gratuita. Allí se busca mostrar los rasgos más distintivos que la colección de imágenes de la nación han venido afirmando, en el discurso histórico que denota el proyecto de una república independiente, el ‘proyecto-nación’. De esta forma el archivo de imágenes, bajadas de su estereotipo de ‘obras’, han pasado a entablar un diálogo que supera los límites del tiempo cronológico o lineal. Los retratos de próceres del siglo XIX son contrastados con imágenes del cine y la televisión colombiana o documentos de la prensa local, buscando eliminar jerarquías de tiempo y procurando dar paso a estudios de casos particulares. Estos procesos señalan formas de representación, verdades o preguntas históricas así como datos y textos que intentan forjar un camino. Más que afirmar, la exposición procura abrir cuestionamientos, sembrar dudas sobre la historia.

De igual forma se ha buscado llamar al público a formar parte activa en el desarrollo de la muestra. Mediante una serie de ‘dispositivos didácticos’, el espectador puede elaborar sus propias versiones del ‘grito’ de libertad. Una pequeña plataforma a la cual el visitante se puede subir, quizás para ensayar el discurso que será proclamado al pueblo, llama al ciudadano a que inspire sus palabras en la pregunta: “Y si el héroe fuera usted ¿Qué le diría a sus compatriotas?”. Esta pregunta motiva quizás, no tanto a elaborar el discurso para los tres guardias de seguridad que custodian la sala, o para los personajes en plotter de corte que han sido ubicados en el espacio, sino tal vez para formular una ‘revisión’, al relato que propone el museo.

 

“En 1819 los vecinos de la Villa Honda solicitaron colgar públicamente, durante nueve horas, los retratos de los reyes que se encontraban en la secretaría de la ciudad, para luego quemarlos a la vista del pueblo. Tal resolución da cuenta de la transformación política que la Nueva Granada estaba viviendo y del poder de las representaciones. Los reyes no fueron colgados, sólo sus retratos. Se trataba de un acto simbólico que daba por terminada una forma de gobierno monárquico e inauguraba otra republicana que se suponía opuesta a la tiranía.”

 

Si bien la muestra asume de manera inteligente las imágenes, no tanto por su valor individual sino por su circulación y pertinencia en relación a un archivo, estas han sido de igual forma parte de una ‘selección’. El discurso del ‘poder’ que busca ser develado a través de las imágenes en la exhibición, es de igual forma asumido (inevitablemente) desde el momento en que la curaduría decidió ubicar esta serie de imágenes, y no otras. Ahora bien, este proceso de selección muestra un intento por tomar cierta distancia de la historia reciente. A pesar de buscar una interacción directa con los visitantes, que lleva al equipo de producción a elaborar incluso, réplicas de esculturas que “se pueden tocar”, hacen del archivo en su conjunto, un lugar al que se puede acceder únicamente si se detallan las sutilezas que implican el desarrollo de una muestra de esta envergadura. Es de entender que el ‘Museo Nacional de Colombia’ es una institución que respalda los intereses de un estado. Estos intereses, entre otras cosas, buscan desarrollar una imagen en la que no queden dudas sobre el éxito del proyecto de nación. Aunque durante la exhibición se procura elaborar un énfasis sobre la pregunta por la ‘verdadera’ independencia, cuestionando discursos históricos o elaborando cuestionamientos directos[1], en el marco integral de la exposición resalta un gran vacío cuando las imágenes que circulan, no son contrastadas con la situación social y política de los últimos cincuenta años. Y es que la historia reciente es la que mayor importancia puede tener, dentro de una exposición que busca hacer una gran pregunta sobre los 200 años de la independencia del país.

Al subirse al pedestal para pronunciar el discurso caudillista de libertad y emancipación, el visitante quizás preguntará por las imágenes que todos los días circulan en los diarios de prensa, o el simple imaginario que habita el devenir del país. El problema más directo que valdría resaltar, es el conflicto armado que no ha cesado desde que en estas tierras una voz gritó ‘libertad!’. El florero de Llorente pareciera ser el comienzo de una guerra interminable, que ni la regeneración del siglo XIX, ni los ejércitos conservadores, ni la mano dura Laurenista, ni la dictadura Rojista, ni el frente nacional oficialista, ni el estado de sitio Turbayista y mucho menos la seguridad Uribista reeleccionista, han podido acallar. Lo cierto es que en la sociedad habita históricamente, secretamente, el espíritu silencioso de la guerra. Esta condición social circula por la sangre de generaciones enteras de colombianos, que sin saberlo viven aquella realidad bicentenaria. Es quizás esta afirmación del ‘siempre así’ histórico, lo que permite un estado de inconsciencia: Si toda la vida te dijeron ‘A’, no es posible siquiera pensar en ‘B’.

Y es por esto que la exposición en el ‘Museo Nacional de Colombia’, al no recopilar una mayor cantidad de imágenes de circulación contemporáneas o de la historia colombiana reciente, no solo evita tocar lugares oscuros, poco pertinentes para el oficialismo, sino que

 

igualmente se hace cómplice en el silencio. Lo interesante es entender, no solo mediante relatos, textos explicativos o juegos didácticos, cómo se presenta el hilo que conduce la historia, sino de igual forma a través de la estructura que arma el archivo expuesto, mediante las piezas seleccionas y dispuestas en el espacio. Tal vez de esta manera, en el pedestal blanco del caudillo algún visitante atento a una realidad lance un grito. En esta nueva ocasión la proclama no será de independencia, sino quizás de contradicción o ironía, ahora con los héroes silenciados por el crudo poder del tiempo:

Y si el héroe fuera usted ¿Qué le diría a sus compatriotas? (silencio en la sala)

 

 

Carlos Felipe Guzmán. 2010


[1] Por ejemplo el que se lleva a cabo en la muestra, cuando se menciona el origen de la libertad de prensa y su sentido en el presente.

 

Periódico Permanente é a revista digital trimestral do Fórum Permanente. Seus seis primeiros números serão realizados com recursos do Prêmio Procultura de Estímulo às Artes Visuais 2010, gerido pela Funarte.

 

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